Crecen los casos de cáncer de piel en todas las edades
Compartimos el análisis y la opinión de la especialista Ana de Pablo (MN 77606), profesora de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral y subjefa del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Austral (HUA).
De acuerdo con un informe publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2020 se diagnosticaron en el mundo más de 1,5 millones de casos de cáncer de piel, generados por la exposición excesiva a la radiación ultravioleta. De todos modos, la mayoría de los cánceres de piel se curan, especialmente cuando se tratan en su fase inicial. De ahí la importancia de la prevención. Compartimos la opinión de la especialista Ana de Pablo (MN 77606), profesora de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral y subjefa del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Austral (HUA).
El cáncer de piel es el tipo de cáncer más frecuente y su incidencia tiene un aumento progresivo en todos los grupos etarios, incluso en pacientes jóvenes. “Tradicionalmente, su prevalencia era mayor luego de los 50 años, pero vemos un descenso en edad de debut, algo que se ha relacionado con la mayor cantidad de actividad al aire libre (deportiva, recreativa) en los últimos 30-40 años, el mayor tiempo de exposición y el uso indiscriminado de camas solares”, aseguró al respecto Ana de Pablo.
Cáncer de piel: tipos y características
- “Cuando hablamos de cáncer de piel nos referimos a distintos tipos de lesiones malignas. El carcinoma basocelular (75%, el más frecuente) y el carcinoma espinocelular (alrededor del 15%) se asientan predominantemente en áreas fotoexpuestas, es decir, que siempre están expuestas a la luz del sol u otras fuentes de radiación ultravioleta (RUV). Esas áreas de mayor fotodaño son cara, cuello, escote, pabellones auriculares, dorso de manos y antebrazos, cara anterior de piernas. La exposición crónica al sol o camas solares, así como el antecedente de quemaduras solares en reiteradas ocasiones, han sido confirmados como favorecedores del desarrollo de todas estas formas de cáncer de piel. El melanoma representa alrededor del 5% de los cánceres de piel y a pesar de no ser el más frecuente, es el más relevante en cuanto al riesgo de vida, ya que existe la posibilidad de extenderse más allá de la piel (desarrollo de metástasis ganglionares y a distancia)”.
- “Si es detectado a tiempo, el cáncer de piel es curable en la mayoría de los casos. El carcinoma basocelular, que es el más frecuente, rara vez (casi nunca) ocasionará la muerte: en general no da metástasis. Pero puede ser agresivo localmente, es decir, que en su crecimiento puede ir destruyendo estructuras que ocasionen sufrimiento en la función (por ejemplo, invadir el ojo y requerir su extirpación para considerar que el cáncer se ha curado) y en el aspecto estético, en especial en la cara y cuello, áreas donde este tumor asienta con mayor frecuencia. Su detección precoz evitará estas consecuencias indeseables y el riesgo de recaída en el tiempo. En el caso del carcinoma espinocelular, este tiene un mayor riesgo de hacer metástasis ganglionares, en especial en algunas localizaciones como la cavidad oral, área genital, entre otras. El melanoma, cuando es detectado tempranamente, puede tener un pronóstico muy favorable. Para que esto ocurra, la población debe estar interiorizada acerca de las características, sospechas, la necesidad del autoexamen periódico y el control con el especialista sistematizado”
Mejor prevenir
- “Para lograr la prevención del cáncer de piel es necesaria la educación y concientización acerca de los cuidados frente a las fuentes de radiación ultravioleta (RUV), como son el sol y las camas solares. La RUV es la principal causa del desarrollo de cáncer de piel. Otras causas son: la exposición crónica al arsénico inorgánico, como ocurre con la enfermedad hidroarsenicismo crónico regional endémico (HACRE), que se observa en distintas zonas de la Argentina; la exposición a radiaciones ionizantes (radioterapia); infecciones virales como el virus del papiloma humano (HPV o VPH)) y las condiciones genéticas”.
- “Constituye un gran problema el que todavía el bronceado se asocie con salud. Este concepto debe cambiar, ya que el bronceado es una respuesta de la piel a la injuria producida por la RUV (esto es la reacción de la piel, que se defiende del daño produciendo melanina y otorgando el bronceado). Se ha incorporado el concepto del daño solar acumulativo (efecto acumulativo y progresivo de la exposición continua a la radiación ultravioleta, UV, del sol en la piel a lo largo del tiempo), pero no se interpreta que el bronceado es perjudicial. Cuando este concepto cambie, cuando se acepte que la piel saludable es aquella que permanece el mayor tiempo posible con su color natural, cuando se cambien los hábitos de ‘tomar sol’, se eviten las quemaduras solares cada verano, seguramente lograremos que esta tendencia creciente se interrumpa”.
- “Para una detección temprana se debe fomentar el autoexamen y el examen por el especialista con dermatoscopia (manual), para reconocer características sospechosas de cáncer de piel. En pacientes de alto riesgo (pieles muy blancas o fototipos bajos —aquellos que siempre enrojecen y no broncean o casi no broncean—; rubios o pelirrojos; con pecas, muchos lunares; historia personal de cáncer de piel; historia familiar de cáncer de piel) puede ayudar la dermatoscopia digital (el registro de imágenes del cuerpo en general y de los lunares, en particular) que permite el seguimiento en el tiempo, detectar nuevas lesiones o cambios de lesiones ya presentes”.
- “El diagnóstico precoz permitirá un tratamiento adecuado con el menor impacto funcional, como cosmético sobre la zona afectada, hecho fundamental en lesiones que habitualmente se desarrollan en zonas muy visibles, como son cabeza y cuello”.
- “En los adultos habitualmente se realiza un control anual: esta periodicidad puede incrementarse (2 o 3 veces al año) cuando existen lesiones de riesgo o antecedentes familiares de cáncer de piel”.
- “Los controles con un dermatólogo deben comenzar a temprana edad en pacientes de alto riesgo, así como en aquellos que tienen lunares de nacimiento. La frecuencia del control en la edad pediátrica será sugerida por el dermatólogo pediatra, de acuerdo con las lesiones que se observen. La frecuencia de cáncer de piel en los niños y adolescentes es muy baja, pero esta población es en la que se debe incorporar las medidas de cuidado a temprana edad, para lograr disminuir la frecuencia de desarrollo de lesiones premalignas y malignas en el futuro”.
- “El autoexamen es importante para poder reconocer las manchas y lunares que cada uno tiene y, de esta manera, detectar la aparición de lesiones nuevas o cambios en lesiones antiguas, que llevará a una consulta precoz para diagnóstico. Una forma simple para detectar características sospechosas en un lunar es seguir la regla del ABCD- Asimetría (una mitad en distinta de la otra), Bordes (irregulares), Color (varios colores, más de 1: marrón, rojo, negro, pérdida de color), Diámetro (mayor a 5 mm). A este acrónimo, se le debe agregar una E (de evolución en el tiempo). Generalmente, esta técnica permite reconocer la mayoría de los cambios que se observan”